Guía de la industria del ecommerce: Electrónica de consumo
Descripción general de la industria
Electrónica de consumo e ecommerce
Riesgo de fraude en la industria de la electrónica de consumo
Cómo puede la industria de la electrónica de consumo combatir el fraude en el ecommerce
Cómo ayuda ClearSale a las empresas de electrónica de consumo
ClearSale ayuda a Motorola a acabar con los contracargos y los rechazos erróneos
A medida que el ecommerce crece en todo el mundo, también lo hace la prevalencia del fraude en el ecommerce.
Durante la pandemia, el fraude fue desenfrenado. Los estafadores aprovecharon las oportunidades que presentan los consumidores inexpertos y los minoristas abrumados, y elaboraron nuevas tácticas y engaños. De hecho, la Comisión Federal de Comercio recibió 436 000 denuncias de fraude de los consumidores entre enero de 2020 y abril de 2021, lo que equivale a USD 399 millones en pérdidas.
La electrónica de consumo es un semillero para el fraude porque el valor de las transacciones suele ser elevado, además de por estas otras razones:
Además de los clientes novatos que ingresaron a la industria del ecommerce en los últimos años, esta industria atrae a muchos compradores noveles, lo que dificulta que los filtros de fraude determinen la validez de una cantidad considerable de transacciones, lo que, en última instancia, debilita la capacidad del filtro para predecir patrones de fraude.
El aumento del fraude está obligando a los equipos internos a recopilar y analizar continuamente los datos para poder identificar las anomalías. También deben conocer las últimas tendencias de fraude de la industria, que cambian rápidamente. En todo el panorama del ecommerce, existen tipos de fraude que afectan a todas las empresas, específicamente, el fraude sin presencia de la tarjeta y el fraude de apropiación de cuenta.
El fraude sin presencia de la tarjeta es especialmente frecuente. El fraude sin presencia de la tarjeta se produce cuando alguien utiliza la información de la tarjeta de pago de otra persona para comprar en línea y sin autorización. Durante el primer año de la pandemia, 115 millones de tarjetas de débito y crédito robadas fueron puestas a la venta en la web oscura en 2020, y más del 75 % de ellas eran de consumidores estadounidenses. Esas tarjetas y sus datos se venden a los estafadores que las utilizan para atacar a las empresas.
Al igual que el fraude sin presencia de la tarjeta, el fraude de apropiación de cuenta se produce cuando un delincuente utiliza credenciales robadas para apoderarse de cuentas y realizar compras. Casi el 60 % de las empresas han experimentado un aumento del fraude de apropiación de cuenta desde 2021.
Lo que quizá no se espera es la forma que pueden adoptar estos tipos de fraude. Los estafadores son inteligentes y pueden ser bastante avanzados en cuanto a sus métodos y tácticas. Estos son algunos de los ataques más sofisticados que las empresas pueden enfrentar.
Los estafadores son inteligentes y pueden ser bastante avanzados en cuanto a sus métodos y tácticas. Estos son algunos de los ataques más sofisticados que los comerciantes pueden encontrar:
Los estafadores saben que muchos minoristas de productos electrónicos no están preparados para hacer frente a los grandes picos de volumen de ventas durante la temporada de compras por festividades, especialmente en el Black Friday y el Cyber Monday. Aprovechan esta oportunidad para intensificar sus pruebas a los comerciantes, y una vez que encuentran un punto débil en la armadura del comerciante, atacan con toda su fuerza.
Con un esquema de triangulación, el estafador, que compró la información de la tarjeta de crédito robada en el mercado negro, pone a la venta un artículo electrónico popular (como una computadora portátil o un teléfono móvil) en un mercado en línea. Cuando un consumidor desprevenido paga al estafador por el artículo, este utiliza la información de la tarjeta robada para comprar el artículo a un minorista y enviarlo al consumidor. El estafador luego se queda con el dinero.
Los estafadores van a las tiendas, encuentran artículos de alto precio y colocan códigos de barras falsos encima de los reales para rebajar artificialmente el costo del producto. El estafador compra el artículo a precio reducido y luego lo revende en línea por un precio igual o cercano al real.
El estafador realiza un pedido y establece inicialmente la dirección de entrega para que coincida con la dirección de facturación. Una vez aprobado el pedido, el estafador se pone en contacto con el comerciante y cambia la dirección de entrega. Alternativamente, si el estafador se encuentra en un área de alto riesgo, podría utilizar la dirección de entrega de un transportista. Esto puede ocultar el verdadero destino del paquete y evitar que los filtros de fraude del comerciante marquen el pedido como sospechoso debido al riesgo geográfico.
Las marcas de electrónica de consumo son, en muchos aspectos, similares a las marcas de artículos de lujo. Los clientes adoptan sus fabricantes de productos electrónicos favoritos como símbolos de estatus o elementos cruciales de su estilo de vida. La fidelidad de los clientes es muy importante para las marcas de electrónica.
Sin embargo, el fraude puede desestabilizar a los clientes, perturbar la imagen de una marca y hacer que prueben otras alternativas, especialmente cuando están considerando gastar cientos de dólares en dispositivos de alta gama.
Otra forma (más cuantificable) en que los minoristas de electrónica pagan por el fraude es a través de los contracargos. Un contracargo se produce cuando el titular de una tarjeta observa una transacción que no reconoce en su extracto. El titular de la tarjeta disputa el cargo con el emisor de su tarjeta de crédito.
El emisor de la tarjeta investiga el cargo. Si determina que la reclamación es legítima, el emisor de la tarjeta devuelve el pago. A la empresa se le debita el reembolso más una comisión adicional (llamada comisión por contracargo).
Las comisiones por contracargo pueden oscilar entre USD 15 y USD 100 o más por transacción, lo que, a menudo, supera el costo del propio producto. Si el emisor de una tarjeta decide que una empresa está incurriendo en demasiadas comisiones por contracargo, puede aumentar las comisiones o eliminar por completo la capacidad de esa empresa para aceptar pagos con tarjeta de crédito.
Aunque el fraude es una cuestión problemática para los minoristas en línea, el cambio de actitud de los consumidores hace que sea igualmente importante, si no más, que las empresas sean cautelosas a la hora de “corregir” el problema. Los rechazos erróneos pueden ser tan costosos como el fraude, si no más.
Cada transacción en línea debe superar varios pasos en el camino hacia la aprobación. En cada paso, se configuran filtros para detectar los indicadores de fraude. A veces, estos filtros “atrapan” y bloquean una transacción totalmente legítima. Cuando esto ocurre, se denomina rechazo erróneo o falso positivo.
Los rechazos erróneos son casi siempre el resultado de un software automático de prevención del fraude.
Los filtros de fraude se basan en potentes algoritmos que calculan el riesgo de fraude en función de cientos de factores, empezando por los más básicos, como la ubicación, la dirección de entrega y la velocidad de envío. Estos algoritmos pueden ser extremadamente eficaces para detener el fraude, pero también pueden arrastrar transacciones legítimas en el proceso.
Puede ser útil pensar en los rechazos erróneos desde el punto de vista del cliente.
Las compras de productos electrónicos de consumo suelen ser la culminación de largos periodos de comparación de productos, lectura de reseñas y ahorro. Ahora, imagina que, después de todo eso, te bloqueen la compra. Puede ser muy frustrante, lo suficiente como para que uno abandone una marca para siempre.
Los rechazos erróneos son muy perjudiciales para la industria de la electrónica de consumo. A diferencia de lo que ocurre con la indumentaria o los sectores de nicho, es muy fácil encontrar exactamente el mismo producto (a veces por el mismo precio) a través de otras empresas. Si se rechaza el pedido de un cliente, lo más probable es que este se vaya a una empresa de la competencia. Hay muy pocas segundas oportunidades en este mercado tan competitivo.
Además, en la era de las redes sociales, un solo cliente insatisfecho puede llevarse a otros con él. Las reseñas negativas pueden dañar la reputación de tu marca. Los estudios han demostrado que los consumidores tienden a percibir las calificaciones y los comentarios negativos como más creíbles que la información positiva.
Si se tiene en cuenta que más de la mitad de las transacciones rechazadas son válidas, la posibilidad de arriesgar a un cliente válido para luchar contra el fraude es alta y el costo también.
Cada USD 1 en rechazos erróneos se traduce en una pérdida de USD 13. Y, lo que es peor, no solo se pierde una transacción, sino que se pierde el valor de por vida de ese cliente.
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